1 de agosto de 2004

"LA VIEJITA"

Aca va un cuentito para los amigos

Por Chorosky

La miró y se acordó de su abuelita sentada, tejiendo, en su sillón del living. Esa viejita ahí sentada con un aire tan dulce, era hermosa. Su pelo blanco, las arrugas de la cara, los ojos entre tristes y melancólicos, que se esfuerzan por ver detrás de los anteojos. La espalda encorvada por el peso de los años, soportando seguramente una historia plagada de tristezas y pocas alegrías. Unas manos temblorosas por los años y por el parkinson. La mantita - seguramente tejida por ella misma - sobre los hombros, le daba el calor que su cuerpo necesitaba, a pesar de ser verano. Las piernas delgadas, con panty-medias que seguramente tapaban las várices, demostraban que aun con los años que tenía, era coqueta. Tenía un semblante apacible que despertaba ternura y hacía pensar que de joven debía ser una mujer muy bella y buena que, en este momento, después de criar a sus hijos, debía disfrutar de los nietos.

El ruido de la puerta al cerrarse lo sacó de sus pensamientos, y volvió a la realidad. La viejita seguía sentada en la silla detrás del vidrio. Las otras once personas se sentaron en sus lugares. Morrison movió la cabeza y el encargado bajó la palanca. Dos mil voltios bajaron por los contactos que la viejita, Mari Jo Kravitz, tenía en la cabeza, las muñecas y los tobillos. La asesina de Wisconsin, con treinta muertes en su haber, había muerto. Pero así y todo, después de recibir la descarga seguía pareciendo una abuelita apacible.

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